lunes, 10 de septiembre de 2012

Magaly Medina: "Mi carrera es limpia y transparente"



El 16 de octubre del año 2008, la conductora de espectáculos más controversial del país, fue condenada a pasar 5 meses de prisión efectiva en el penal de Santa Mónica. Tras haber sido hallada culpable por el delito de difamación contra el futbolista Paolo Guerrero. A cuatro años de este hecho que estuvo en las portadas de todos los medios mas importantes del país, un breve análisis en las siguientes líneas.

Si bien es cierto que el trabajo de un periodista debe seguir tres fundamentos: Informar, formar y entretener. Esta vez la ambición por generar la atención y el rating, se apoderaron de Magaly Medina, quien siempre defendió su inocencia a pesar de haberse comprobado que aquellas fotos que comprometían a Paolo Guerrero no fueron correspondientes a la fecha en que fueron publicados en la revista ‘Magaly Teve’.

El escandalo que también asociaba a otros jugadores por el tema del “Golf los Incas” se vendía como pan caliente en aquellos días, y no sacar provecho de eso, para un programa de espectáculos podía generar grandes perdidas de puntos en el rating. Esta más decir que la atención del país se centraba en la selección peruana. Pero esto ya no es trabajo de un periodista, ya que se daño la imagen de una persona, eso va en contra de la credibilidad y la ética de este oficio.

Muchos sabemos que nuestra principal fuente de información se encuentra en los medios de comunicación. Confiamos en que la difusión de las noticias son reales y que debemos confiar en lo que nos dicen. Esto no puede ser del todo cierto, pues Magaly cometió el gran error de no confirmar en un cien por ciento esta información. Las consecuencias fueron letales para la identidad de ambos involucrados, pues perdieron en diversos intereses que tenían con empresas importantes.

Una imagen vale más que mil palabras, esta vez no fue el caso. 

Magaly siempre ha sido presa de la crítica, se siente tan importante que ella no dejaría que su nombre pasara al olvido por este hecho. No supo encontrar la solución para enfrentar este problema. Solo bastaba pedir las disculpas al jugador del Hamburgo –en aquel entonces-,  no es un crimen a comparación de una difamación. Aun así, ella siempre quiso adueñarse de la verdad. Y hacer burlas en su programa demostró su pobre formación y escaso nivel de profesionalismo.

Después de los 76 días de haberse cumplido la sentencia, ya en libertad, tuvo que pedir disculpas públicas obligadas por el Poder Judicial en su propio programa y también en la revista. No fue un acto de total sinceridad por parte de Magaly. Decir la verdad no mancha los labios de quien la dice, sino la conciencia de quien la oculta. Ella no aprendió de esta lección.

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