miércoles, 19 de septiembre de 2012

El cañonero crema




Garra, pundonor, sacrificio y coraje son todos los significados que describen la pasión de vestir los colores de la camiseta crema. Esto se resume en la figura de Teodoro Fernández. El máximo ídolo en la historia de Universitario de Deportes. A 16 años de su partida recordamos algunos pasajes de su trayectoria futbolística. 


Los alrededores de la iglesia ubicada en la Hacienda de Hualcará se convirtieron en el lugar ideal para las travesuras de un niño de tan solo 12 años,  quien terminaba por arruinar un par de zapatos, tras dar muchos disparos con el balón. Su padre, Don Tomás Fernández le prohibió jugar a su hijo Teodoro para que se concentrara en sus estudios.

Sin embargo, la obsesión pudo mas que la disciplina ejercida por el padre  “Empecé a salir a escondidas de mi casa y a jugar descalzo”, declaraba ‘Lolo’ años mas tarde. Su aventura con el fútbol se iniciaba de una manera tan humilde y natural, como muchos otros grandes que se iniciaron en el deporte rey.

 Al no poder contar con un arco de fútbol se dibujo un arco en la pared de la iglesia donde “Lolo” y sus amigos de la hacienda practicaban potentes  disparos de larga distancia. Los continuos remates debilitaron aquella construcción, que al poco tiempo después se vino abajo generando el escandalo de los vecinos y la madre de Teodoro quien estaba furiosa por esta nueva travesura, enviaría a su hijo a Lima para que recibiera una mejor educación. “Yo intenté razonar con ella y le dije que quería ser futbolista como mis hermanos mayores, pero ella insistía en que me olvidara de eso; que aunque lo consiguiera, uno no podía ganarse la vida de una forma lo bastante decente jugando al fútbol”, explico Lolo.­­­


Sueño cumplido

A los 16 años Lolo ya se encontraba en la capital, pues no paso mucho tiempo para que tuviera la gran oportunidad de hacer las pruebas en Universitario de Deportes. Esto sucedió gracias a Arturo Fernández (hermano mayor) quien negociaba su pase desde el Ciclista Lima que había salido campeón el año anterior. Aquel contrato tan solo costo 120 soles, lo suficiente para poder cubrir sus estudios y otros gastos.

El debut oficial fue en el año 1931, contra el Deportivo Magallanes de Chile, consiguiendo anotar el gol del triunfo tras recibir un centro de Luis de Souza Ferreira. Su pasión por el club no tuvo mejor comienzo. ­­­­Las siguientes temporadas hicieron famoso su poderoso remate con la derecha ganándose el apodo de el “Cañonero”. Se dice que en muchas ocasiones rompía las redes del Estadio Nacional. Fue siete veces el máximo goleador en las temporadas: 1932, 1933, 1934, 1938, 1940, 1942 y 1945. Llegando a un total de 156 goles.

Los cinco títulos nacionales obtenidos con Universitario de Deportes: El primero en 1934, para continuar en 1939, 1941, 1945 y 1946 demuestran su gran calidad y servicio indiscutible en el equipo. Un jugador muy completo para su época.

Combinado del pacifico

La experiencia de jugar en Europa contra los mejores llego de manera inesperada. Y para esto se reforzó un equipo combinado, integrado por jugadores de Perú y Chile. Compartiendo el protagonismo a lado de Alejandro Villanueva con quien hizo diabluras cuando integro  ‘el rodillo negro’. Fueron 39 partidos donde Lolo anotaría 48 goles frente a equipos de la talla del Barcelona, Bayern Múnich, Olympique de Marsella, Celtic de Glasgow entre otros.  

Selección nacional

Llego el turno de defender la blanquirroja en las Olimpiadas de Berlín 1932, el escenario no era el ideal a causa de la Segunda Guerra Mundial. Lolo consiguió marcar seis goles contra Finlandia y Austria. Luego la delegación peruana tuvo que abandonar los juegos por ese controvertido partido. La siguiente experiencia seria en los Juegos Bolivarianos en Bolivia donde terminaría como goleador y campeón. De igual manera en la Copa América de 1939 venciendo a Uruguay, quien venia de ganar la Copa del Mundo.  



La leyenda de Lolo Fernández se hizo inmortal tras rechazar la oferta realizada por el Colo Colo de Chile. "Disculpe mi club esta en Lima, y se llama la U", fueron una de sus más recordadas palabras. Años más tarde se despidió del fútbol a la edad de 40 años contra su archirrival Alianza Lima anotando tres goles. Desde su partida en 1996, son pocos los que mantienen en la memoria la calidad que solía tener el “Cañonero”. Aquella pared rota que lamento su madre, fue vital para verlo crecer en su carrera futbolística.


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